Deja de preguntar "¿Cuál idioma es el más difícil de aprender?", tu pregunta está mal planteada desde el principio.
Mucha gente, antes de aprender un idioma, se atora en la misma pregunta: ¿cuál es el más difícil de todos, chino, japonés o coreano?
La gente busca en internet todo tipo de "rankings de dificultad", viendo a expertos analizar la gramática, la pronunciación y los caracteres, como si estuvieran resolviendo un problema de matemáticas complejo, intentando calcular qué camino es el que requiere menos esfuerzo.
Pero quiero decirte algo: esa pregunta, desde el principio, está mal planteada.
Elegir un idioma es como elegir una montaña que quieres escalar
Imagina que aprender un idioma es como elegir una montaña para escalar.
Alguien te dice que el camino de la montaña A es plano, y puedes llegar a la cima en 600 horas; la montaña B es un poco empinada, y te tomará 2200 horas; y la montaña C es un pico desafiante, que podría requerir decenas de miles de horas.
¿Cuál elegirías?
Mucha gente elegiría la montaña A de forma instintiva, porque es "la más sencilla". Pero si el paisaje a lo largo del camino de la montaña A no te gusta en lo más mínimo, no hay flores ni plantas que te cautiven, ni aves o animales que te intriguen, ¿realmente podrías perseverar durante esas 600 horas? Me temo que cada paso sería como cumplir con una tarea, monótono y tedioso.
Ahora, volvamos a la montaña C. Aunque es muy alta y desafiante, el amanecer ahí es el paisaje que siempre has anhelado, las leyendas de la montaña te fascinan, y no puedes esperar para ir a ver las vistas desde la cima.
En ese momento, la escalada en sí dejará de ser una tortura. Estudiarás la ruta con entusiasmo, disfrutarás cada proceso de sudoración, e incluso sentirás que esos caminos pedregosos y accidentados están llenos de diversión. Porque tienes una luz en el corazón y un paisaje en la mirada.
Lo que realmente te impulsa es la "pasión", no la "facilidad"
Lo mismo ocurre con el aprendizaje de idiomas. Esas cientos o miles de horas de estudio, por sí mismas, no tienen ningún sentido. Lo que de verdad importa es: ¿qué es lo que te sostiene durante todo ese tiempo?
¿Son los K-dramas y los ídolos de K-pop de los que no puedes dejar de ver/escuchar? ¿Es el anime y la literatura japonesa lo que te hace vibrar? ¿O es la historia y cultura china lo que te cautiva profundamente?
Esta es la pregunta que realmente deberías hacerte.
No te rompas la cabeza pensando qué idioma tiene una pronunciación más trabalenguas o cuál tiene una gramática más compleja. Todo eso es simplemente el "terreno" del camino. Mientras tengas suficiente pasión por el "paisaje", siempre encontrarás la manera de superar los obstáculos.
Cuando, por iniciativa propia, investigas las letras de una banda porque te gusta, o buscas palabras nuevas porque quieres entender una película, el aprendizaje deja de ser "estudio" y se convierte en un placer de descubrimiento.
Te darás cuenta de que esas miles de horas que antes parecían inalcanzables se han ido acumulando sin que te des cuenta, mientras veías series episodio por episodio y escuchabas canciones una tras otra.
No dejes que la "dificultad" secuestre tu elección
Así que, olvídate de esos "rankings de dificultad".
- Pregunta a tu corazón: ¿La cultura de qué país es la que más te atrae? ¿Las películas, la música, la gastronomía o el estilo de vida de qué país te emocionan con solo pensarlo?
- Elige lo que te apasione: Simplemente elige aquello que más te conecte. No tengas miedo de que sea "muy difícil", porque la pasión te dará una energía inagotable.
- Disfruta el viaje: Haz del aprendizaje una parte de tu vida. Dite a ti mismo, con toda la razón del mundo, que las 600 horas de anime que ves no son una pérdida de tiempo, sino una "práctica de japonés" inmersiva.
La verdadera recompensa no es añadir una línea más en tu currículum que diga "dominio de X idioma", sino que, en este proceso, abres un mundo completamente nuevo para ti.
Y cuando estés listo para empezar conversaciones reales y quieras hacer amigos en ese país, una herramienta como Lingogram te puede echar una mano. Puede traducir tus conversaciones en tiempo real, permitiéndote disfrutar de la comunicación que trasciende el idioma de inmediato, sin tener que esperar al día "perfecto".
Al final comprenderás que un idioma no es una fortaleza que hay que "conquistar", sino un puente que sirve para "conectar".
Ahora, vuelve a elegir tu montaña; no la más baja, sino la que tenga el paisaje más hermoso.